jueves, 24 de mayo de 2007

Mallorca - Valencia C. de F.

JORNADA 35

Mallorca 0
Valencia 1
0-1 Joaquín, min. 89


Joaquín mantiene vivo el sueño del Valencia por la Liga

El Valencia se resiste a abandonar sus opciones al título liguero. De manera agónica, y cuando ya se firmaba el empate, apareció un Joaquín en racha para darle a sus equipo tres puntos valiosísimos que le permiten seguir soñando con el campeonato de liga. El Ono Estadi enmudeció al ver como los bermellones dejaban escapar un punto en el último minuto del tiempo reglamentario y entre los valencianistas se desató la euforia: aún hay opciones para hacerse con el título. De hecho, los de Quique se colocan terceros de manera provisional y ahora la presión es para los otros tres candidatos.

Tardó el Valencia en darse cuenta de la trascendencia del encuentro porque, a pesar de dominar la posesión y no pasar apuros en defensa, el conjunto ché se enredaba una y otra vez en la tela de araña bermellona y se iba al descanso con la sensación de haber inquietado muy poco a los de Gregorio Manzano. Al final de los primeros 45 minutos tan sólo se contabilizaban un cabezazo de Ayala a la salida de un corner y un mano a mano de Angulo cuyo intento de regate fue desbaratado por el portero mallorquín.

Lo cierto es que Cañizares fue un mero espectador en la primera parte del partido, pero esta tranquilidad defensiva se debió más a la inoperancia de su rival que a la buena labor de contención de los medios valencianos. Los locales no parecían interesados en asomarse por el área del veterano portero y se encontraban muy bien otorgándole el balón al conjunto valencianista. Albelda se veía obligado a desempeñar un papel creativo al que no está acostumbrado y sólo pequeños destellos del canario Silva creaban sensación de peligro al equipo mallorquín. Mientras, Villa ratificaba que no se encuentra en su mejor momento y denotaba mucha ansiedad en sus acciones.

Intercambio de golpes

Así se llegó al final de la primera parte, con un Valencia dominador pero poco peligroso, y un Mallorca defensivo pero cómodo en el terreno de juego. No debía sentirse satisfecho Manzano con su equipo, ya que los primeros minutos de los bermellones fueron toda una declaración de intenciones.

En tan sólo cinco minutos hubo más emoción que en toda la primera mitad: primero un lanzamiento lejano de Jonás que se fue por encima del larguero, después una jugada entre Silva y Angulo con disparo de éste último e intervención de Moya, y finalmente un mano mano del 'Caño' Ibagaza con Cañizares que el argentino no supo resolver con acierto. Tres ocasiones claras y el preludio a un intercambio de golpes en el que los porteros se erigieron protagonistas.

El técnico valencianista, consciente del cambio de rumbo del partido, dio entrada a Gavilán y al recuperado Baraja para tratar de darle mayor profundidad a su juego. Angulo y Albelda se fueron al banco, y el Valencia se preparó para el contínuo vaivén en las áreas. Primero fue Villa, con un disparo desde la frontal al que respondió Moya en estado de gracia. Más tarde, Jankovic, que acababa de entrar por Varela, estrellaba el balón en la madera ante la mirada atónita de Cañizares y dejaba claro que lo de la primera mitad había sido un simple calentamiento.

Los últimos 15 minutos ya fueron otra historia. El miedo de ambos a dejar descuidada la retaguardia les llevó a sumar menos efectivos en ataque. Esto, unido al cansancio acumulado, provocó que el partido llegara a su fin con largas posesiones que no culminaban en nada. Y fue entonces cuando apareció Joaquín. Villa ponía un balón en el área y Jorge López, que había entrado por Silva, tocaba de tacón para que el gaditano cruzara ante la media salida de Moya. No hubo tiempo para más que un contraataque ché, con el Mallorca a la desesperada, en el que Joaquín pudo firmar una noche mágica con un doblete.

Triunfo de esos que saben a gloria y que dejan al Valencia reforzado moralmente y con sus esperanzas intactas por llevarse el título de liga. Ahora a esperar el tropiezo de los otros tres aspirantes y seguir dándole emoción a la competición. Nos espera un final de infarto.

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